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En concreto, no hay opinión pública sin seres humanos,
grupos y organizaciones sociales; la opinión pública tiene que ver con factores
políticos, por ejemplo, la organización y distribución del poder; los
procesos de decisión política. La opinión pública
no se puede separar de las
instituciones y productos de
medio, vale decir,
de editoriales, radio difusoras y estaciones de televisión,
por un lado y de programas que divulgan, por
otro. Pero la opinión
pública tampoco es imaginable
sin la comunicación total es decir, la comunicación personal, directa y
recíproca.
Los miembros de los grupos sociales se comunican para un plan habitual o creando un subgrupo opuesto, que posteriormente logre un perfil de supervisor. La fuerza de los grupos sociales es fuerte tanto al constituir la componenda de la colectividad como también en la negación “partido opositor”. Los dirigentes consecuentes o inconsecuentes son el lugar enérgico de la confabulación de interacciones en los grupos sociales.
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